jueves, 12 de abril de 2012

Trece años

Trece años y todo cambia para al final seguir igual. Trece años desde el doblete de aquel holandés de Surinám  a cuyo espiritu se sigue encomendando la parroquia cada vez que suenan los tambores de derby.

Trece años en los que lo que ves pasar muchas cosas, una vida.


En trece años he visto de todo. He entrado en la universidad para hacerme con un título, para intentar buscarme la vida, porque la titulitis es un mal que te contagian desde pequeño. Me he titulado, he trabajado, he visto empresas irse a pique por la puta crisis, esa de la que no tenemos culpa nadie y pagamos todos, menos los que la provocaron; y he visto desde dentro como, al final, todos buscan su propio beneficio. He pasado por la cola del INEM. No es un logro a tachar como "escribir un libro" o "plantar un árbol" pero cuela. Y he vuelto a la universidad, pasando la treintena por poco,  llevado por la vocación que no pude seguir a los 18 añitos, y viendo ahora que, como piensan todos los carcas, la juventud esta fatal y "eso en mis tiempos no pasaba mireusté".

En trece años me he maravillado con las andanzas cyberpunk de Neo, Morpheo y Trinity de la misma forma que vi su declive. He visto a la Tierra Media cobrar vida de manos de Peter Jackson. He descubierto a un tal Christopher Nolan que sabe lo que se hace. He visto a un Terminator llegar a gobernador y a George Lucas matar poco a poco a la saga de sagas. Y esto tambien vale para Indy.


He visto al fin a grandes como Metallica y a la "Dama de hierro", a Axel Rose arrastrarse por el escenario con unos colegas diciendo que son Gun's 'N Roses, y a Slash tocando "Sweet Child o'Mine" como si fuese 1987. He visto a un cincuentón vestido con uniforme colegial hacer vibrar un Vicente Calderon con su guitarra como hace mucho que no lo consiguen sus ocupantes habituales con el balón. Y he dicho adios con tristeza a aquel pequeño que hacia los "cuernos" a ritmo de "Heaven and Hell".

En trece años han caído las torres más altas devolviendo el miedo al mundo, si es que alguna vez se fue. En estos trece años todos lloramos con Madrid por esos trenes que nunca llegaron. Y todo eso sin poder tuitearlo, ni quejarte por Facebook ni mandar un "¿Estas bien?" por Whatsapp.

Hace trece años la conocí y supe que jamás me separaría de ella. En estos trece años he visto romperse maldiciones. He visto como se pasaba de cuartos un 22 de Junio en Viena, diciendo arivederci a una Italia que cayó como caian otros a sus pies. Y he visto a un genio de Fuentealbilla dedicar un gol que hizo historia a un amigo que se le fue. Un gol que hizo saltar a un país. Un país que salio a la calle sin esconder una bandera que estaba secuestrada por los mismos que, aun hoy, añoran 40 años de oscurantismo. Los que nos llevan ahora de vuelta por ese mismo camino. Merkel dicta y otros cumplen.


En estos trece años vi como se tocaba el Cielo dos veces y se descendió al Infierno por dos años para volver sufriendo, como se ha sufrido siempre, para complacernos con aquello de "la mejor afición del mundo", el "tercer equipo de España", para que todos pregunten a modo de chorreo aquello de "Papa ¿Por qué somos del Atleti?". He visto a "Niños", uruguayos y "Kunsitos", ahora veo a "adrianes" y a "tigres" pero en la tabla sigo viendo lo de siempre, salvo dos títulos para restregarselos al vecino. Vecino al cual le importan un pimiento, porque para vivir del pasado ya están ellos con sus "Nueve", eternamente camino de la "Décima", como nososotros camino de romper trece años de lo mismo.

Trece años para ver que todo cambiaba, como siempre, para que al final todo terminase igual, con la frase "El año que viene les ganamos. Seguro".

Maykel Pérez / @Greypilgrim

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